fbpx

Tácticas de growth que (casi) nunca funcionan

Los equipos de growth siguen apostando por tácticas que no dan resultados. En el podcast de Lenny Rachitsky, me quedé pensando en lo que compartió Elena Verna sobre este tema. Los equipos suelen copiar y pegar estas tácticas sin analizar si tienen sentido para su contexto. Sin un product-market fit real y números concretos, terminan aplicando ideas que no van a ningún lado. La magia está en escuchar de verdad lo que los usuarios necesitan, en lugar de seguir recetas que otros inventaron.

Head of Growth: Sumarlo demasiado pronto

Contratar un Head of Growth cuando todavía no tenés un product-market fit es un error que veo muy seguido en el ecosistema emprendedor. Los números y el entendimiento profundo de los usuarios son la base de todo. Sin esta información, cualquier movimiento hacia el crecimiento va a ser un tiro al aire. En vez de armar un equipo de growth, lo que realmente rinde es meterse a fondo en charlas con los usuarios. Conectar con sus dolores y necesidades te da la pista exacta de por dónde ir.

El crecimiento va mucho más allá de sumar gente al equipo. Un Head of Growth tiene que ser parte de un plan que tenga sentido y esté basado en datos concretos. Si tu producto no conecta con el mercado, todo el marketing del mundo no va a funcionar. Lo primero es validar que tu producto realmente resuelve un problema real. Esto implica meterte de lleno en los datos y entender dónde tus usuarios se están trabando. Solo así vas a poder construir algo que crezca de verdad.

Equipo de Growth como parche: Por qué no sirve

Un equipo de Growth no va a salvar un producto que no conecta con los usuarios. Me pasó mil veces de ver cómo las empresas buscan parches rápidos para sus problemas de fondo. La realidad es simple: cuando un producto no funciona, sumar un equipo de crecimiento solo agranda los problemas. Primero hay que escuchar a los usuarios, entender qué necesitan y qué buscan. Sin un product-market fit todo esfuerzo por crecer se desvanece como agua entre los dedos.

No existen las soluciones mágicas en el crecimiento. Me cansa ver cómo muchos piensan que con armar un equipo de Growth alcanza para resolver todo. El crecimiento tiene que venir desde las bases, desde un producto que realmente valga la pena. Cuando el producto no cumple lo que promete, todo intento de crecer se vuelve temporal. Lo mejor es tomarse el tiempo para pulir la experiencia del usuario y adaptar el producto a lo que realmente buscan.

Rebranding: El falso salvavidas

El rebranding no resuelve los problemas de fondo cuando una empresa no crece. Me encontré con muchas empresas que piensan que un logo nuevo o una web más linda van a ser la solución mágica a sus problemas. La realidad me mostró que estos cambios superficiales solo tapan lo que realmente está pasando. En vez de gastar tiempo y plata en cambiar la imagen, vale más la pena buscar las razones reales por las que el producto no está funcionando como debería.

Un rebranding puede hacerte perder el norte y desperdiciar recursos valiosos. Cambiar toda la imagen sin tener un plan bien armado te puede jugar en contra. Lo primero es asegurarse de que el producto realmente le sirve al mercado. Si no tenés un buen product-market fit, por más lindo que quede el cambio de imagen, los números no van a mejorar y te vas a encontrar en una situación más complicada que antes.

Los usuarios tienen la posta antes de mandarse a hacer un rebranding. Lo que dicen tus clientes vale oro para saber qué necesitan de verdad. Si no los escuchás, podés terminar tomando el camino equivocado. Antes de salir corriendo a cambiar todo, vale más la pena mirar bien los números y entender dónde tus usuarios se están trabando. Con esa info en la mano, vas a poder tomar decisiones que realmente ayuden a tu empresa a crecer a largo plazo.

Competencia: Copiar no garantiza resultados

Copiar a la competencia no te lleva a ningún lado. Cada negocio tiene su propia historia y realidad. Me pasó mil veces de querer replicar lo que otros hacían, pero aprendí que lo que funciona para unos no necesariamente sirve para todos. Lo interesante está en encontrar tu propio camino, en entender qué hace único a tu producto y qué busca tu mercado. No alcanza con mirar al costado y copiar – hay que animarse a pensar distinto y marcar tu propia huella.

Tu negocio es único y merece un plan a medida. No hay atajos ni fórmulas mágicas: el éxito viene de conocer a fondo tu producto y conectar de verdad con tus usuarios. Me di cuenta que cuando dedicás tiempo a escuchar lo que tu público necesita, las respuestas aparecen solas. Los números y resultados llegan cuando alineás tus acciones con lo que realmente importa en tu negocio.

Problemas únicos: El mito de ser especiales

Los problemas no son tan únicos como pensamos. Me di cuenta que muchos emprendedores nos aislamos pensando que nadie más pasa por lo mismo que nosotros. La realidad me mostró que charlar con otros y compartir lo que nos pasa abre puertas increíbles. Cada vez que me animo a contar mis experiencias, descubro que alguien ya encontró una solución brillante al mismo problema que me quita el sueño. No solo ahorro tiempo valioso, sino que aprendo un montón de quienes ya recorrieron ese camino antes.

Los patrones están ahí, solo hay que verlos. En el mundo del growth marketing, me pasó mil veces de pensar que mi caso era único. Pero después de años trabajando con distintos proyectos, aprendí que las historias se repiten. Cada error y cada acierto de otros me enseñó algo nuevo. Por eso ahora valoro tanto juntarme a tomar un café y charlar con colegas – esas conversaciones valen oro. Al final del día, el secreto está en aprender de las vivencias de todos para crecer más rápido y mejor.

Testear todo: Parálisis por análisis

Los A/B tests no son la única respuesta. Me pasó mil veces de quedarme atrapada en el análisis infinito de datos, mientras los proyectos se estancaban. La realidad me mostró que a veces tenemos que confiar en nuestro instinto y experiencia para tomar decisiones rápidas. Los números son importantes, pero no podemos quedarnos esperando eternamente por datos que tal vez nunca lleguen. El equilibrio entre intuición y métricas hace la diferencia en los resultados.

El movimiento genera resultados. En mi experiencia con growth marketing, vi cómo los equipos que se paralizan buscando la perfección pierden terreno frente a quienes se animan a probar cosas nuevas. Los usuarios nos muestran el camino todos los días, solo hay que prestar atención.

  • Escuchar a los usuarios nos da las respuestas que buscamos.
  • Actuar rápidamente nos ayuda a evolucionar en tiempo real.

Todo se trata de encontrar el punto justo entre pensar y hacer.

Fricciones: Sacarlas sin entender al usuario

La reducción de fricciones en los procesos no siempre suma valor. Me encontré con varios casos donde la obsesión por hacer todo más simple terminó complicando la vida de los usuarios. La realidad me mostró que antes de tocar cualquier proceso, tengo que meterme de lleno en la cabeza del usuario. ¿Qué busca? ¿Por qué hace las cosas de determinada manera? Solo cuando entiendo sus motivaciones reales puedo tomar decisiones que realmente sumen valor al negocio.

La simplificación tiene que venir de datos concretos. En mi experiencia, no alcanza con quitar pasos de un proceso porque sí. Lo que aprendí es que cada acción del usuario tiene un por qué, y los números junto con el feedback directo son los que me muestran el camino. Cuando trabajo en growth marketing, veo que el éxito viene de encontrar el punto justo entre hacer las cosas más simples y darle al usuario lo que necesita.

Growth no es magia: Es un amplificador

Growth no es magia. El growth marketing potencia lo que ya está funcionando bien. Cuando tu producto conecta con el mercado, el growth marketing lo lleva a otro nivel. Pero ojo, si el producto no cumple lo que promete, el crecimiento solo va a hacer más visibles los problemas que ya tenías. El crecimiento real viene de bases firmes, no de trucos rápidos ni parches temporales.